Voluntad de LATAMorritas

¡Hola Emis! El día de hoy no vengo con ninguna recomendación ni reseña, más bien quiero contarles algo que me sucedió durante Julio que marcó mi corazoncito para siempre.

Es bien sabido, amigas, que yo a veces me la vivo en el autosabotaje, pero últimamente siento que la universa me ha puesto en lugares que me han ayudado a reconocer mis fortalezas y dejar de escuchar esos pensamientos intrusivos. 

Empecemos por el principio. Para mí, Abril y Mayo fueron meses muy fuertes, meses de mucha duda, desconfianza y angustia por no tener certezas sobre el futuro de uno de los proyectos de los que soy parte. Durante ese tiempo fui acompañada de la manera más amorosa, sorora y tierna por mis amigas (ustedas saben quienes son <3 ) que me ayudaron a poner en perspectiva mis prioridades y me dieron la confianza para creer en mí y en lo que estaba por manifestarse.

Y bueno, con fe en que todo se iba a acomodar, me postulé para hacer un voluntariado en la CDMX llamado “Voluntad Joven Arte y Feminismos”. Hice todo el proceso teniendo cómo única meta validarme a mi misma y todo el esfuerzo y aprendizaje que he desarrollado durante los últimos 5 años de mi vida como gestora de círculos de mujeres con perspectiva feminista. 

Ese ejercicio de merecimiento funcionó, porque me eligieron para ser una de las 5 mujeres mexicanas que se encontrarían trabajando con otras 15 morritas llegadas desde Chile, Perú y Colombia. Cuando me llegó el correo de que había sido seleccionada sentí que todos los pasos que di previamente en mi vida y todo a lo que me había dedicado de manera autogestiva, me llevaron a ese resultado. Todo del proyecto me gustó y luego del proceso de capacitación en línea estuve segura de que esos 10 días de interacción comunitaria serían muy mágicos. 

 

Pero no fue hasta el 19 de julio que confirmé mi intuición: el día que las LATAMorritas nos conocimos. Todas llegamos al hotel muy felices, algunas cansadas por el viaje que habían hecho desde sus países, pero emocionadas por lo que íbamos a aprender. 

Conocí a Luisa María de Colombia; de hecho nos tocó ser romies. A  Lu, a Lituana, a Anto y a Fer también de Colombia. A Naomi, Adriana, Angie, Joss y Fernanda de Perú. A Vale, Amara, Valentina, Vic y Javi de Chile. Y a Mich de cdmx, Alanis de cd. Juárez, Ani de Guadalajara y a Gobu de Tlaxcala. Todas mujeres artistas increíblemente talentosas en lo que hacen.

Durante esos 10 días La Nana ConArte fue nuestra casita, un laboratorio de Arte y punto de encuentro entre la comunidad que habita en la colonia Guerrero. Ahí conocimos a Nahui, Sandra, Gris, Caro, Cristina, Jaz, Aimara, Marian, y a todo el equipo de La Nana, todas ellas hicieron posible la gestión de este proyecto.

Los dos primeros días tallereamos, nos hicimos amigas, platicamos, nos reímos, hablamos de lo que cada una hace en su territoria y aprendimos sobre metodología de interacción comunitaria desde una perspectiva feminista. La Dra. Lucina Jiménez y la Mtra. Maricarmen Legaspi nos enseñaron cómo podíamos aplicar esta perspectiva en talleres con el propósito de generar alternativas de sanación colectiva.

 Hablamos de como lo personal es político y el tejido colectivo puede remendarse con acciones que parten del reconocimiento de mi subjetividad y las similitudes que tengo con las otras; reconociendo también el poder del arte como acto catártico pero también político y restaurativo. 

En cada círculo que se formó me sentía escuchada, contenida, acompañada y validada. Sentía que éramos espejas, compartiendo pasiones y dolores colectivos. Como si fuéramos la misma Ser pero en cuerpas diferentes. 

Experimentamos juntas la magia, la ritualidad y la sacralidad de las espacias de mujeres y tuvimos oportunidad de crear un taller con todos estos elementos en 4 sedes de los municipios de Tecámac y Cd. Neza, territorios que por cierto tienen doble alerta de género. En el IMBA conocimos a las Nezacoyotas, morras que resisten en contextos muy fuertes de violencia. Juntas creamos un espacio sagrado de conexión y sanación. Hicimos máscaras, poesía, bodypaint, performance y conectamos de forma muy bella.

Obviamente también hubo algunas ceremonias protocolarias, porque no se olviden que todo este proyecto fue subsidiado por el Estado y sus instituciones. Y bueno, ya saben que yo no soy muy fan de las instituciones. Sin embargo, también soy muy creyente (y de hecho lo dije cuando me tocó hablar en la Secretaría de Relaciones Exteriores) que es sumamente necesario que las mujeres y activistas nos apropiemos de los espacios. Proyectos e iniciativas como este son necesarios  para saldar la deuda histórica que el sistema tiene con las niñas y mujeres. 

Que como artistas, feministas, profesoras y activistas es importante que sigamos creando y creyendo en nuestros proyectos, sin tener miedo a expandirlos (nos) para así compartir nuestras saberas y tejer redes restaurativas para la humanidad. 

En fin, sobra decir que el voluntariado fue alquimia pura.  Cada parte de la experiencia me llenó de inspiración. Recuerdo con mucho amor y nostalgia comer juntas, compartir datos sobre la cultura en sus países,  los cumplidos que nos hacíamos cada mañana o al terminar alguna actividad, que se me pegaran sus acentos, los paseos nocturnos en la Alameda, esa visita exprés al ángel de la independencia, cuando Naomi probó la birria de la Ciudadela. Todo el arte que generamos, las canciones que Valezap nos cantó con su guitarra, los abrazos, las lágrimas, lo bello que era escuchar sus ideas, las pláticas sobre lo más cotidiano pero también lo más profundo cómo nuestra percepción de la situación de las mujeres y las artistas en sus países. 

Todo el amor que sentí por cada una de ellas se quedará para siempre dentro de mi corazón. <3 Me traje a casita muchas cartitas de amor con su letra, sus besitos con labial, un montón de fotos y videos que atesoraré en mi archivo y muchísima inspiración para continuar con la autogestión de proyectos en pro de la sanación colectiva y propia. 

Me quedan muchas ganas de volver a verlas, de compartir y crear juntas. Me queda la firme certeza de que la utopía se alcanza con la voluntad de las que desean construir una vida y un mundo mejor. Porque la Revolución no se hizo en un día, pero bastaron diez para conectar con la esperanza de que JUNTAS podemos lograrlo. 

<3 Abrazos hasta sus casitas mis bellas y poderosas LATAMorritas <3