ASTROEMIS: La (escorpiana) traición

¡Hola EMIs! feliz temporada de Escorpio. 💚💚💚
Hoy no vengo con enseñanzas sobre los astros, pero sí quiero hablar sobre un mal aspecto escorpiano, -que no es exclusivo de este- que se manifiesta por nuestras vivencias y experiencias: la traición.

He traído en mente este tema las últimas semanas y más que querer hacerlo introspectivo con los astros quiero mostrar la parte más humana dentro de este porque, si bien este espacio es reflexivo para la autoexploración también es importante recordar que, pese al mundo espiritual, somos seres humanos y experimentamos sensaciones humanas todo el tiempo.

¿De dónde surge la traición y por qué nos duele tanto?

Parte de mí -y de mi experiencia- dice que tiene que ver con la falta de lealtad que tenemos hacia quienes amamos o a quienes creemos amar, además de tener relación con nuestro respeto hacia uno mismo.

¿Qué esperamos de los demás? Esperamos que nos traten de la misma manera como les tratamos, que tenga la misma atención que le damos, que el intercambio de cariño y apoyo sea recíproco… ¿Estaremos, entonces, sobre una expectativa?

En términos lógicos diríamos que sí porque va ligada a nuestra congruencia, a lo que consideramos correcto y lo que no. Aceptamos lo que en nuestra experiencia y aprendizajes consideramos lo mejor para nosotros. Pero no siempre es lo que necesitamos.

Cuando sembramos expectativas en el otro tenemos una condena al daño, invariablemente, porque estaremos esperado algo que quizá no vaya a llegar, y si en verdad no llega nos sentimos íntimamente heridos. Así mismo, las personas sembrarán expectativas de nosotros y llegará el momento en que rompamos con dichas expectativas porque eso que sembraron no es la realidad (al igual que lo que nosotros sembramos).

Entonces, ¿Qué es lo correcto? ¿Cómo relacionarnos mejor con el otro? ¿Cómo no cargar con expectativas? Y, sobre todo, ¿Cómo no volver a caer en la traición?

Tener una respuesta concreta, como la verdad absoluta, es imposible y no por que no se logre alcanzar, pero la realidad es que cada persona, bajo su moral y el entorno en el que se desenvuelve, encontrará lo más correcto para sí mismo.

Lo que sí es importante destacar es el reconocimiento de nuestras necesidades y siento que parte de ello está relacionado con el equilibrio de mente y corazón. Si ponemos exceso de mente, seremos cuadrados, pragmáticos y no dejaremos que la flexibilidad nos aborde, tanto que nos desconectaremos del corazón. Pero, si dejamos en exceso al corazón, caeremos en la incredulidad, en la inocencia y creeremos ciegamente en lo que los demás nos digan. El equilibrio entre la conciencia de nuestras necesidades alineadas a ser transparente en nuestros sentimientos, considero, nos ayudará a trabajar mejor con las heridas, sobre todo la de traición.

Y claro, no es que por esto no volveremos a sentirnos heridos de esa manera, hay circunstancias que no podremos controlar y aprendizajes que seguirán reafirmándose en nuestro día a día, lo único que debemos hacer es dejar de sembrar expectativas tan fuertes, tan profundas en el suelo, que terminemos por decepcionarnos del otro cuando el otro sólo está siendo su real y mejor versión, y eso pasará son nosotros al romper una expectativa ajena.

¿Será inevitable sentirse herido?

No, pues es algo meramente natural en la forma de relacionarnos entre nosotros, pero sí siento que, lo que está en nuestras manos, es cómo reaccionamos y cómo trabajamos con dichas heridas.

Se me vienen a la mente bonitas palabras de una amiga psicoterapeuta: si dolió mucho es porque hubo mucho amor. Cuando quisimos tanto que una traición, un rechazo, una herida se manifiesta profundamente, es porque nos aflije en donde más nos duele, porque el amor fue profundo, hermoso y real.

Todos hemos sufrido y padecido la traición pero también hemos hecho daño, incluso, sin siquiera saberlo. Dentro de toda herida hay algo muy bello: una posibilidad de aprendizaje. Dentro de toda la oscuridad y el mal que pueda rodearnos, hay una posibilidad de reconciliarte, primeramente, contigo, para poderte reconciliar con los demás. Así como tú, sea que lo hayas aceptado o no, he traicionado y me han traicionado, he hecho daño de la misma forma en la que a mí me lo han hecho y está bien, es parte de entender y encontrar el origen de lo que más nos duele, que creo yo, va relacionado con el tanto amor que llegamos a sentir alguna vez.

Habrán heridas que duren tanto tiempo abiertas porque es difícil encararlas, pero a ti se te está manifestando una forma única de poder sanar, así que atesora y aprecia cómo se te dan las cosas porque es la forma perfecta para hacer las pases contigo. 🫂

La traición más fuerte que vivimos es con uno mismo, ¿ya te diste cuenta?

Deseo que estas reflexiones te ayuden a entenderte mejor y a cambiar, pues esta energía escorpiana nos pide transformarnos en fénix… ya (nos) hacía falta.