El viaje que me trae de vuelta

Para poder crear en colectivo se requieren dos pilares. Primero, cultivar una confianza profunda en una misma, porque para crear una espacia como ésta lo primero es estar seguras de que nuestras aportaciones son valiosas. Y segundo, alianzas fuertes, amorosas, sororas y comprometidas.
A finales del año pasado Alo hizo la publicación en dónde avisamos que por motivos personales Ella me inspira quedaría inactiva. Después de algunas juntas para platicar en dónde nos encontrábamos cada una de las colaboradoras y de pensar desde el autocuidado y el amor entre nosotras decidimos que era lo mejor para todas.
fotografía personal de Ferrnanda Madrigal

Personalmente fue una situación que me puso triste pero también significó un respiro, y no porque no quisiera crear más en la EMI, más bien porque esa segunda mitad del 2024 fue como vivir en un huevo proceso de eclosión. Y es que yo estaba en procesos académicos y profesionales que me tenían muy feliz e ilusionada pero también cansada, dispersa y con muy poca energía.  

Para cuándo se hizo ese anuncio yo tenía una tendinitis desde los hombros hasta las manos por dedicarme a escribir en la computadora más de 9 horas al día, un proyecto documental por desarrollar, ganas de hacer un retiro de 3 días para Curanderas del Bosque y un miedo inmenso de no poder hacerlo todo. Mi mente y mi cuerpo colapsaron. Por eso, cuando se decidió que nos daríamos una pausa sentí un gran alivio.

Con el cariño y la vulnerabilidad de compartir nuestros sentires, las Emis concluimos que no siempre es sano tratar de sostenerlo todo. A veces es  más importante cuidar de nosotras mismas y en ese ejercicio también cuidar de nuestros vínculos, sobre todo si esos vínculos conforman alianzas tan poderosas como la creación de esta espacia. 

En pleno invierno cada una volvió a su cuevita, dándonos tiempo de sopesar todo lo que nos atravesaba y lo que necesitábamos transformar.

fotografía personal de Ferrnanda Madrigal

Como es la naturaleza de todo ser cíclico, durante ese tiempo tuve muchos altibajos. En ese caos de querer llegar a todo y no poder evalúe mis rutinas, mis hábitos y sobre todo mis pensamientos. Todo eso que hago y que al final, termina por sabotearme.   

Como buena tauro, estuve en silencio, ensimismada y en ese silencio acepté con humildad que mucho de lo que deseo  solo se puede crear con el compromiso firme de hacerlo realidad. Y en ese compromiso no caben las conductas autodestructivas, ni las permisivas, ni los miedos. A principios de este año me tocó abrazar la decepción de no verme en dónde quería. Abracé la idea de que, cómo lo es en la tierra, algunos frutos no se dan de inmediato. Hay que esperar, seguir regando y regando y regando y teniendo paciencia.

fotografía personal de Ferrnanda Madrigal

En mayo fue mi cumpleaños número 30, una edad que socialmente es muy significativa ya que nos han enseñado que para cuando cumples 30 ya tienes que tenerlo todo resuelto pero para mí no era así. Decidí hacer un viaje a la playa. Me fui sola, o más bien, conmigo misma y fue increíble. Viajar de esa manera fue muy sanador ya que vengo de una familia en dónde las mujeres no hacen eso. Sentí que estaba venciendo miedos, inseguridades y las enseñanzas de que necesitamos de los demás para poder disfrutar de una experiencia así. Fue un ejercicio de autonomía bellísimo, estuve 4 días en puerto escondido, paseando, nadando, comiendo rico,  escuchando música y meditando. Pensando mucho en lo que quiero seguir transmutando y agradeciendo por darme esa oportunidad.  

En ese ejercicio de volver a mi había una constante pregunta en mi mente: ¿Qué me inspira?

La palabra inspiración viene del verbo inspirare que básicamente significa dejar que el aire entre. Es una metáfora para nombrar cómo a veces requerimos un estímulo externo para poder crear. 

Y me doy cuenta de que todo eso que me gustaría crear no es un proyecto individual, es en definitiva un proyecto colectivo

Pero para poder crear en colectivo se requieren dos pilares. Primero, cultivar una confianza profunda en una misma. Porque para crear una espacia como ésta lo primero es estar seguras de que nuestras aportaciones son valiosas. 

Y segundo, alianzas fuertes, amorosas, sororas y comprometidas.  

 Hoy puedo decir que todavía sigo recorriendo el camino para llegar a esos dos pilares. Pero me siento firme en la decisión de que mis deseos son importantes y que deben ser mi prioridad.

Reafirmo que mis sueños son más grandes que mis miedos. Y que para llegar a ellos hay que dejar de lado esas expectativas impuestas por una sociedad acostumbrada a la hiperproducción y al hiperconsumo. 

He aprendido que hay que ser muy valientes para seguir alimentando cada proyecto, sobre todo si esos proyectos ponen en el centro a las mujeres. 

Hoy siento que lo que me inspira es ser parte de una espacia cuyo corazón nace de la ternura, del amor de reconocernos, mapearnos y compartir(nos). He reafirmado que la existencia de Ella me Inspira es importante y necesaria. 

Por eso, cuando Alito me dijo que pondríamos en movimiento la web me emocioné, porque extraño escribir para la EMI  y porque estoy segura de que tenemos mucha mucha mucha tierra fértil que podemos cultivar y eso me motiva y me llena de esperanza. 

No sabemos que va a pasar ni como. Pero si sabemos que la EMI es parte importante de nuestras vidas y queremos seguirla cuidando para que siga dando sus frutos morados, naranjas verdes y de todos los colores en cada una de sus ediciones. 

Gracias por leerme, gracias por apoyar esta espacia y gracias por ser parte de esta transformación. Nos leemos muy pronto 💚

fotografía personal de Ferrnanda Madrigal

2 comentarios

  1. Me dio tanta alegría ver esta entrada, ver que este espacio regresa a la vida. Me tiene conmovida.

    Gracias Fer, por compartir tu proceso y las experiencias y reflexiones que estás teniendo contigo en este momento porque es justo en esos, en la forma en la que decidimos compartir desde lo más fiel de una, lo que abre las alas para cuidarnos y cuidar a lxs otrxs.

    Gracias por compartir y regresar. 🫂💚

  2. Me quedo sobre todo con “mis sueños son más grandes que mis miedos”, qué significativo.

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