La Carta de un amor que deja de ser prohibido

Cómo seguramente sabes, en junio se celebra el mes del Orgullo LGBT+ 🌈, un movimiento social y político en donde lo personal trasciende hacia lo colectivo. 

Tomando esto como referencia, quiero hacerte una recomendación bellísima y encaminarla hacia la reflexión sobre cómo, en mayor o menor medida, nuestra sexualidad ha sido construida a partir de estereotipos que no siempre nos permiten ser libres.

Recientemente vi el cortometraje “La Carta” estrenado en 2014, realizado por la actriz, guionista y directora oaxaqueña Ángeles Cruz, y protagonizada por las actrices Sonia Couoh y Albina Aparicio. 

En esta breve pero necesaria historia se cuenta el regreso de Lupe a su pueblo luego de haberse ido durante algunos años. Ella, al llegar a su antigua casa no es bien recibida; su madre le hace una pregunta que la destruye “¿Ya te curaste?”, mirándola con desprecio y sin siquiera ofrecerle una sonrisa o un abrazo. 

En casi 18 minutos conocemos las razones por las cuales Lupe tuvo que irse, siendo una carta que le escribió a su amiga Rosalía el motivo de todo ello.

Frame del cortometraje "La carta"

Lupe y Rosalía comparten un amor que cómo muchos otros en la historia fue castigado socialmente, llenándolas de miedo y forzándolas a separarse. Sin embargo, en esta historia triunfa la libertad y el amor entre mujeres visibilizando todas esas restricciones sociales que se viven en un mundo patriarcal y específicamente en un contexto de ruralidad.

Para no dar más spoiler y porque deseo genuinamente que vayan a ver este cortometraje les dejo un link para que puedan disfrutarlo: 

“LA CARTA” CORTOMETRAJE POR MARÍA DE LOS ÁNGELES CRUZ MURILLO

Frame del cortometraje "La carta"

Y ahora les pregunto: ¿Cuántas veces nos vimos forzadas a esconder nuestro verdadero yo? O peor, ¿Cuántas veces nos hemos negado incluso la posibilidad de salir de lo normativo?

Desde el lesbofeminismo se ha planteado que existe una imposición social de la heterosexualidad cómo algo hegemónico. Haciéndonos creer que lo natural y adecuado es que las mujeres amemos a los hombres casi casi por instinto. 

Vendieron a nuestras ancestras la idea del matrimonio cómo la máxima realización. Además de imponer cómo normativo conductas denominadas cómo “románticas” pero que si las analizamos con gafas violetas rayan en lo violentas. 

Saber que la construcción de mi deseo, tanto sexual cómo afectivo, ha estado atravesado por la ideología heteronormativa me ha permitido mirar al pasado con consciencia de todas aquellas veces que no quise explorar a profundidad los sentimientos que despertaban otras mujeres en mí. 

El amor sáfico es una propuesta ética feminista que plantea la construcción de vínculos con otras mujeres desde la ternura y el respeto a la libertad y la complejidad de las otras. Renunciando a la competencia,  comparación constante y ojos cosificantes con los que a veces nos ven los hombres. Enfatizando en la importancia de una sexualidad positiva, consensuada y muy vulvacetrista. 

Durante todos estos años había pensado que la forma en la que me relacionaba sexoafectivamente con otras personas era algo que no estaba del todo en mis manos. Nunca había cuestionado o problematizado algo tan personal cómo de quién o cómo me enamoro.  

He hecho un análisis de todas esas costumbres e ideas que venían de esa necesidad de aprobación masculina. Creyendo que mi sentido de vida se enmarcaba en cumplir con todas esas expectativas de amor romántico heteromonógamo.  

Después de cuestionarme a quién deseaba y elegía darle mi energía, mi atención y mis cuidados, he aprendido que puedo hacerlo distinto. Tan distinto cómo mi libertad me lo permita. 

Gracias por habernos leído hoy.  Ojalá puedas ver el cortometraje y comentarnos qué te pareció y ¿por qué no?, que platiquemos sobre tu experiencia en esto de la deconstrucción heteronormativa.