El proyecto Siemprevivascomenzó como una pequeña semilla que dio lugar a un hermoso jardín, extendiéndose con amor y con una promesa de cambio.
Para mí, ser coautora de la antología es muy significativo porque puedo aportar un granito de arena en perpetuar una visión diferente en la sociedad, y ¡qué mejor manera que sea a través del arte!
Mi poema “Mi amada ave” se basa en la esencia de quién fue Susan Sontag y lo que la caracterizaba. En mis versos, expreso la lucha por la libertad y la autoexpresión en un mundo lleno de violencias y conflictos. Utilizo la metáfora del ave para simbolizar tanto la belleza y la libertad del arte como la esperanza de que, a través de la creatividad y la imaginación, la humanidad pueda superarse y encontrar la paz, discursos que replicaba y creía con firmeza Susan.
Asimismo, la experiencia de las ponencias que impartí con mi compañera en varias ciudades de México fueron muy gratificantes y enriquecedoras, porque se formaron debates muy interesantes, los cuales me permitieron conocer realidades diversas, así como los tabúes y los estereotipos que persisten en la poesía.
Recuperar sus voces no solo hace justicia histórica, sino que también nos enriquece y nos ayuda a tejer un tapiz más rico y más colorido de culturas y comunidades.
Además, nos fortalece, permitiéndonos romper muros y formar el camino para conmemorar a las mujeres artistas que se fueron, y para mirar hacia el futuro de las que estamos por venir.
El arte transforma vidas, y nosotras podemos transformar vidas en arte, para encontrar la libertad.